Claudia Sheinbaum asume la Presidencia de México en un contexto crucial para Centroamérica, debatida entre autocracias, cooptación judicial y acecho del narcotráfico.
La primera presidenta en la historia de México, Claudia Sheinbaum Pardo, llega al poder con el mandato de construir el segundo piso del fenómeno denominado Cuarta Transformación, impulsado por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Dentro de todos los desafíos de su política exterior, el de Centroamérica representa uno muy particular tomando en consideración la inestabilidad política de la región y el aumento del refugio, exilio y desplazamiento forzado que recae en el país que dirigirá los próximos seis años.
A la ceremonia de juramentación de Sheinbaum arribaron el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, y la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; además de otros 14 jefes de Estado que arribaron al país desde el lunes 30 de septiembre.
Durante su campaña presidencial dio algunos guiños a lo que podrían ser sus primeras acciones puntuales relacionadas con Centroamérica. En su gira por el estado de Chiapas ofreció un programa de empleo que incluirá en un 50 por ciento a mexicanos, particularmente chiapanecos, y la otra mitad a migrantes centroamericanos. Esta promesa la dijo durante un mitin en el que también adelantó que el Tren Interocéanico, que conecta el Atlántico con el Pacífico a través del Istmo de Tehuantepec (de Veracruz a Oaxaca), llegaría igualmente hasta Tapachula, Chiapas, con el objetivo de aumentar la inversión en la zona y ampliar la oferta laboral.
Tapachula, una ciudad próxima al departamento de San Marcos, Guatemala, se ha convertido desde 2018, cuando comenzaron a llegar las primeras caravanas migrantes, en un refugio y caudal principal para las rutas que miles de personas toman en su afán de alcanzar suelo estadounidense. Ahora podría llegar a ser “capital de Centroamérica”, según anunció la propia Sheinbaum en ese contexto electoral.
Posteriormente, ya como presidenta electa, aseguró que trabajará en conjunto con el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, para resolver la crisis que llevó a cientos de familias chiapanecas a migrar hacia Guatemala por temor al narcotráfico y al propio Ejército mexicano. La tarea, según dijo en ese momento, estará a cargo de su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, uno de sus hombres de confianza, aunque cuestionado por haber trabajado en su tiempo bajo el mando de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad declarado culpable en Estados Unidos por narcotráfico, delincuencia organizada y falsedad de declaraciones.
Sheinbaum tiene una larga trayectoria en la política mexicana, en la academia y particularmente en la izquierda. Militó en el movimiento estudiantil desde finales de los años ochenta y se adhirió a la causa encabezada por López Obrador en los noventa en defensa de la democracia, cuando éste era un líder social del estado de Tabasco. Trabajó al lado del ahora expresidente desde que este gobernó la Ciudad de México en el año 2000 y forjó su propio liderazgo político hasta llegar a ser jefa de gobierno en 2018.
Recomendamos leer este perfil escrito por Zedryk Raziel en El País para profundizar en su recorrido y claroscuros; así como profundizar más en lo que significó su elección como nueva presidenta de México, con este análisis de Massimo Modonesi en Jacobin respecto a las segundas partes de las victorias progresistas en Latinoamérica; además de este artículo de Cecilia González en Nueva Sociedad sobre el desafío que tiene de continuar con el legado de AMLO, pero con su propia autonomía política.
La nueva presidenta mexicana enfrenta, de entrada, una crisis de violencia desatada en la ciudad norteña de Culiacán, Sinaloa, producto del enfrentamiento entre cárteles; además de una dura crítica hecha pública por la Comisión de la Verdad que indagó crímenes del Estado de 1965 a 1990, que señaló a la Administración saliente de “desconocer” el informe que publicaron semanas atrás. Mientras tanto, en el Congreso, de mayoría calificada aliada al partido oficial, continúan aprobándose reformas constitucionales enviadas en febrero por López Obrador, como la reforma al Poder Judicial, el traslado de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa y la previsible desaparición de organismos autónomos.
Finalmente, para conocer un poco más de su canciller, Juan Ramón de la Fuente, quien dirigió a la Universidad Nacional Autónoma de México entre 1999 y 2007, sugerimos leer esta entrevista que Zedryk Raziel le realizó a De la Fuente para El País a menos de un mes del triunfo electoral de Sheinbaum, en la que lo describe como “conciliador”.
Lee el boletín completo: https://centroamericamx.substack.com/p/sheinbaum-y-centroamerica
Fotografía: Eneas de Troya