Mientras la comunidad mexicana y centroamericana resiste la represión en Los Ángeles, en la CDMX aflora la xenofobia en dos colonias céntricas donde el gobierno busca instalar albergues para migrantes.
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Un grupo de vecinos se enfrentó a la policía de la CDMX en mayo para frenar la instalación de un albergue en el edificio de la Escuela Libre de Homeopatía de México, en pleno barrio bravo de Tepito. El gobierno de la ciudad aseguró que el inmueble ya no era utilizado como escuela ni como hospital, pero la población rechazó el plan para albergar a migrantes ahí.
La alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, se unió al clamor de los vecinos. Se reunió con ellos y se tomó fotografías alzando la mano en señal de victoria. Aseguró que las autoridades centrales cerraron el hospital sin avisar con el fin de “instalar sin consenso de la comunidad un refugio para personas migrantes”.
La oficina de Coordinación General de Atención a la Movilidad Humana había anunciado en abril que instalaría el albergue en ese lugar, luego de otro intento fallido por construir un albergue en la colonia Nueva Santa María, de Azcapotzalco. Allí también hubo rechazo de los habitantes, quienes alegaron la falta de agua, de servicios y el peligro que podría representar la llegada de migrantes por el supuesto incremento de la violencia y la baja a la plusvalía de la zona.
En grupos de chats vecinales corrió como la pólvora la intención del gobierno de instalar el albergue y salieron a flote mensajes de alarma y en mayúsculas:
YA EXISTE PERSONAL TRABAJANDO EN ESTE PROYECTO Y ES MUY DELICADO PARA NOSOTROS POR MULTIPLES RAZONES COMO SON TEMA DE INSEGURIDAD, FALTA DE AGUA, SERVICIOS DE LIMPIA Y CONSECUENTEMENTE LA BAJA DE LA PLUSVALÍA DE LAS PROPIEDADES DE LA COLONIA.
A menos de 500 metros de distancia, sin embargo, otro predio anuncia la preventa de departamentos próximos a construirse en varias torres de edificios.
Mientras en México afloran los miedos y prejuicios en torno a la consecuencias de recibir a la población migrante,en Estados Unidos la comunidad latina se organiza para hacerle frente a la represión como parte de la política antiinmigrante de Donald Trump.
Un mal endémico
Para la doctora en Sociología y experta en migraciones Amarela Varela, este rechazo evidencia la xenofobia, la que describe como “un mal endémico de la sociedad”. Sin embargo, comprende la desesperación de la población en torno a la vulnerabilidad de los barrios donde el gobierno ha intentado instalar estos albergues.
“Yo sí celebro que existan estos albergues, porque hemos demandado durante mucho tiempo que el gobierno tuviera una infraestructura propia”, mencionó en entrevista con NuestroAcento. Varela ve un patrón de parte del gobierno capitalino: intenta instalar los albergues “en barrios periféricos donde no se vean los migrantes; los saca de las alcaldías céntricas, donde no siempre gobierna y donde los habitantes están muy vulnerabilizados”.
Estos barrios, agrega, “llevan mucho tiempo con faltas estructurales de acceso a los servicios y lo que hace la administración capitalina es, otra vez, poner a competir a los migrantes recién llegados con migrantes internos avecindados y con personas vulnerables”. Es una mezcla a la que se suma “el racismo que culturalmente arrastramos desde hace cinco siglos y que se agrava por la competencia de recursos”.
Varela subraya, por otra parte, que esta es una ciudad nutrida de las migraciones “desde siempre”. Menciona que Tepito “ha sido producto de esas migraciones, muchas veces internas de México, y se ha constituido en lo que es gracias a la migración”.
La riqueza migratoria
Tepito es ese conglomerado de barrios al norte del Centro Histórico que ha sido aduana y punto de encuentro. Surgió como bisagra entre Tlatelolco y Tenochtitlan durante el imperio mexica y se erigió con esa fuerza gracias al aporte de quienes lo transitaron y se quedaron.
La Nueva Santa María, por su parte, tuvo un crecimiento acelerado a la mitad del siglo XX, también como producto de migraciones y como reflejo del crecimiento poblacional y migratorio del entonces Distrito Federal.
El antropólogo Yerko Castro Neira escribió en el libro La migración y sus efectos en la cultura que la migración es “consustancial a la naturaleza humana”. El vínculo entre migración y cultura “es por lo mismo, una instancia donde converge lo que ya tenemos y lo que vamos a adquirir, nuestra identidad frente a otras identidades distintas que pueden ser complementarias o diferentes, de allí su complejidad y problemática”.
Muy poca gente emigra porque quiere. La crisis humanitaria es producto de “condicionantes económicas, sociales y políticas», añadeió Castro Neira. “En un mundo desigual, con zonas de guerra y hambruna, la migración se convierte en riesgosa alternativa de sobrevivencia y desarrollo personal. Sin embargo, la migración enriquece a las partes involucradas, ya sea por el trabajo o el intercambio cultural. Al final, en la globalidad, lo que impera como argamasa para articular las diferencias, es la diversidad y la tolerancia”, concluyeó.
En lo que va del año, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) ha recibido más de 25 mil solicitudes de refugio. Solo el año pasado, fueron 80 mil solicitudes, en su mayoría de Honduras, Cuba, Haití, El Salvador y Venezuela y significaron 40 por ciento más que las tramitadas el año anterior. El 60% de las solicitudes fueron admitidas por la COMAR.
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