El cierre abrupto de la agencia de cooperación estadounidense impulsado por el magnate Elon Musk abre el debate sobre el modelo de ayuda humanitaria y su implicación en una región tan compleja como la centroamericana.
✍🏽 Emiliano Castro Sáenz
⏲️ 3 minutos de lectura
El gobierno de Donald Trump tomó la decisión de desmantelar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, en inglés), por iniciativa del encargado de la Oficina de Eficiencia Gubernamental, el magnate sudafricano Elon Musk. Fue de un día para otro. Miles de trabajadores en el mundo, funcionarios del gobierno y consultores, debieron cerrar sus oficinas y pausar sin campo de acción programas de asistencia.
Para comprender mejor la trascendencia de esta suspensión, particularmente en lo relativo a Centroamérica, presentamos estas cinco claves que dan contexto a este escenario impredecible.
Origen. USAID fue creada en 1961 en plena Guerra Fría. Contaba con alrededor del 1% del presupuesto federal. Solo en 2023 invirtió más de US$43,000 millones para ayuda humanitaria en el mundo, de los cuales apenas US$1,800 millones fueron para Latinoamérica. A principios de 2025 contaba con más de 10,000 empleados, que pasarán a ser menos de 300. Ahora, en tan solo una semana, Trump atenta contra seis décadas de una política de cooperación internacional.
Muchos intereses. Musk acusó a la Agencia de haberse convertido en una “organización criminal” y «nido de víboras de marxistas de izquierda radical que odian a Estados Unidos». Mientras que el Departamento de Estado aseguró que algunos de los programas patrocinados por la entidad “no se alinean con los intereses nacionales fundamentales de Estados Unidos”. Pero también ha sido señalada en la historia de ser una herramienta de “poder blando” en diferentes zonas de influencia e, incluso, de llevar a cabo operaciones encubiertas, como cuando en 2014 se destapó el escándalo del “Twitter cubano”.
La inversión en Centroamérica. En los últimos diez años, USAID invirtió en Centroamérica más de US$3,300 millones en proyectos de educación, transparencia, participación ciudadana y migración. Guatemala ha enfocado este aporte en programas de justicia, transparencia, reducción de impunidad y fortalecimiento del sistema judicial. Honduras lo ha destinado a rendición de cuentas y desarrollo económico. El Salvador, a educación, fondeo de medios de comunicación y oenegés. Costa Rica, en cambio, cerró la oficina en 1996 pero aún tenía una lista de programas de asistencia tanto en instituciones públicas como en organizaciones no gubernamentales.
Línea de fuego. Alrededor de la suspensión se ha desatado un hilo de declaraciones encontradas. Nayib Bukele aseguró que los periodistas conformaban una red de lavado de dinero con la financiación de USAID, aunque años atrás se quejó del cierre de programas de la Agencia y alegó el posible incremento de la migración. Claudia Sheinbaum, por su parte, coincidió en que es “mejor que cierre” la Agencia y que si en todo caso continúa la ayuda humanitaria se a través de canales transparentes.
La incertidumbre. Esta suspensión, que inicialmente sería por 90 días, pero que tiene toda la pinta de ser definitiva, atenta a la gestión migratoria en Latinoamérica con programas enfocados en atender las causas. También, repercute de inmediato en diversos medios de la región que dependían de estos fondos, una situación que prende las alarmas en un contexto de incremento de la desinformación e incremento de contextos totalitarios.
Esta semana recomendamos el episodio “Trump vs. USAID. El fin de la cooperación internacional como la conocíamos”, que preparó El Hilo para entender mejor los alcances de esta decisión con entrevistas a Carolina Jiménez, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y con Diana Rodríguez Uribe, directora de la fundación colombiana Tiempo de Juego.
Tampoco dejen de ver el capítulo “Trump 2.0”, de Last Week Tonight con John Oliver. Analiza con muy buen criterio y sentido del humor las primeras cuatro semanas de Trump en la Casa Blanca, sumergidas en esa estrategia de nocaut permanente; con especial atención a lo que implica el cierre de USAID y esta nueva visión del mundo para Estados Unidos.